martes, 6 de agosto de 2013

Capítulo 1. Parte 2.

Decenas de ojos ambarinos me observan, acechándome.Siento que mis músculos se tensan, y un sudor frío me recorre la nuca. ¿Qué son esos ojos?Pueden ser zorros, o búhos. Pero ni los zorros son tan altos, ni los búhos tan silenciosos.Ahora me doy cuenta que el ululéo que escuchaba antes ha cesado.Me he quedado muda, y siento que todo mi sistema se dispara en alerta, no me huelo nada bueno, y esos ojos tienen pintado el color de la muerte.De entre las sombras un hombre sale acercándose a mí. ¿Un hombre?Que yo sepa a los humanos no nos brillan los ojos en la oscuridad. Y eso no son lentillas, por lo menos no son lentillas normales y corrientes.
-¿Quiénes sois?.-No recibo respuesta, solo el sonido de las pisadas de más sujetos acercándose.Tiemblo, de puro terror, de puro temor.-Por favor no me hagáis daño.
-Creo que eso no es una opción, preciosa.-Suelta el primer tipo que salió de entre las sombras.
-¿Qu..qué queréis de mí?-Mi voz tiembla igual que mi cuerpo.-¿Y quiénes sois?
-Somos el sueño de cualquier mujer, pero la bestia más peligrosa del mundo. Somos los mensajeros de la muerte.-Dice un hombre que sale de entre los demás.Su piel, su ojos, sus...colmillos.
-Venga ya. ¿Esto es una broma de mal gusto verdad?.-Digo esto último dudando.-Dejar de hacer idioteces que no es halloween aún.Todo se queda en silencio, no más pasos, no más ojos de serpiente.Solo siento el pálpito descontrolado de mi corazón, mi respiración agitada y descompasada. ¿Qué ocurrirá ahora? Es como si el reloj de sus cerebros se haya parado y se hubiesen quedado en un estado de congelación. Pero eso no dura mucho, de repente en una milésima de segundo, en un simple pestañear de ojos, todo esta en calma de nuevo. Sus ojos ya no están.La inquietante y frívola presencia que irradiaba de sus cuerpos de nieve se ha desvanecido junto a ellos. Y de entre la soledad del bosque apareció mi mejor amiga, tanteando entre los árboles.
-Aliss, ¿dónde estás? Maldita sea.-Escupió entre suspiros de frustración.
-Jess, tranquila estoy aquí.
-¡Dios! Menos mal, ya empezaba a pensar que tenía que llamar a la policía.
-¿Cómo sabías que estaba aquí?-Dije situándome enfrente de ella.
-Sencillo, te conozco, y sé sencillamente que bueno, sabía que estabas aquí.-Un matiz de nerviosismo seguía su voz. Pero decidí que ya había sido suficiente por hoy. Además, no pienso contarle a mi mejor amiga, que pienso que los vampiros existen para que así me tome por loca.
Todo lo que restó al resto de la noche, fue un intento de evitar mirar a Cristian, y un comedero continuo de cabeza. Aparecían dientes afilados y riachuelos de sangre en mi cuello, continuamente. Tanto fue que ni eran las tres de la madrugada, cuando tuve que volver a casa sola, por mi terrible dolor de cabeza. Algo irresponsable de mi parte, después de lo que había pasado en el bosque, el ir caminando por callejuelas oscuras y sin gente para acortar el camino.Absorta en mis pensamiento no oí como tres encapuchados me seguían, hasta que me rodearon.
-Mierda. ¿Otra vez? Dejadme en paz.No hay respuesta, solo una distancia más corta entre ellos y yo. Estresada quiero gritar de frustración, pero una mano que antes no estaba, me impide el habla.Siento como algo frío y cortante desgarra poco a poco mi cuello, grito de por el punzante dolor, pero de nada sirve.La mano que tapa mi cara parece de hierro, no deja que nada entre ni salga de mi boca. Y siento de un momento a otro como un hilo de sangre caliente corre por mi cuello.
-Soltadla, si queréis seguir vivos.-Suelta una voz en la penumbra, como si fuera un fantasma que no se quiere dejar ver.
-¿Quién eres?-Dice uno de los tres.
-Vuestra peor pesadilla.-Una risa maléfica muy forzada y fingida suena al final.
-Por favor Drew deja de hacer idioteces.-Dos hombres, o mejor dicho un hombre y un chico salen de detrás de la esquina, con aires de superioridad.Son realmente atractivos, pero eso no quita que yo sigo aquí bajo las garras de estos hombres y no entiendo nada de nada. De repente la mano que me tapaba la boca se quita. Y no dudo ni un instante en usar el don de la palabra.
-¿Alguien me puede explicar qué coño pasa aquí?-La voz me temblaba levemente, pero se notaba claramente mi enfado y frustración.
-Menos lobos caperucita.-Soltó el joven.
-Y me lo dice alguien, al que no le quieren matar, como a mí. Pero lo mejor de todo es que no entiendo por qué. Porque estos gilipollas de aquí se piensan que pueden ir cortando cuellos de la gente cuando les dé la gana.-Aun que ahora que me pongo a pensar en el corte de mi cuello, siento que cada vez estoy más mareada.
-Hey guapa, ¿te encuentras bien?-Dijo el chico en un tono burlón.
-Vete a la mierda niñato.-Contesté en un susurro. Mientras que caía al suelo sobre mis rodillas.Parecía que estaba metida en una lavadora.-Dios.
-Vaya, ahora no se podrá aprovechar casi nada, se está desangrando.-Oí detrás de mí. ¿O era delante?Totalmente desorientada, intento ponerme de pie e intentar huir de aquella situación, pero claro está en aquel estado solo conseguí caerme de bruces al duro asfalto. Y luego todo se quedó en silencio, sintiendo que mi cuerpo abandonaba la lucha, y mi alma con él.

1 comentario:

  1. Horale esta muy buena la novela. Siguela

    Nueva y fiel lectora ❤


    Nota si podes pasate x mi blog


    Bueno besitos cuidate siguela pronto

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