jueves, 24 de abril de 2014

Capitulo 2.

Entreabro los ojos con dificultad, me duele cada fracción del cuerpo, y me siento tan débil que me cuesta hasta respirar.
Estoy exhausta y la luz que hay donde sea que esté me produce un intenso dolor de cabeza, añadiendo que parece que anoche me hubiese bebido cinco botellas de ron y tres de whisky.
Me intento erguir un poco de lo que parece una cama, la cual debo decir que no es mía y que es muy cómoda, bueno no nos desviemos del tema.
¿Dónde estoy? Es la primera pregunta que me hago, seguida de, ¿qué me ha ocurrido? Parece como si alguien me hubiera borrado la memoria, lo que me fastidia muchísimo.
Consigo incorporarme un poco y a continuación hago un examen exhaustivo del lugar. Una habitación ancha de paredes blancas, demasiada iluminación para mi estado, una cómoda y un armario negro, muy sencillo.
-¿Cómo he llegado aquí?-Susurro para mí.
Me levanto, no sin problemas, y me pongo de pie.
Mala elección. En el mismo momento en el que decido apoyar todo mi peso sobre mis piernas, estas se vienen abajo y yo con ellas.
-¡Auch!-Dios, esto es peor de lo que pensaba, qué me pasa, comienzo a mirar mi cuerpo y parece estar bien pero, no entiendo porque me encuentro tan débil y tan mal.
-¿Se puede saber por qué te levantas?-Me sobresalta una voz desde la puerta.
-¡Ah!. ¿!Quién eres¡?-Sentía que mis inútiles articulaciones congelarse, y esa sensación me pareció tan cercana que... . Conforme iba recordando todo lo de anoche mis ojos se abrían como si fueran platos y en un auto reflejo y ayudada únicamente de mis brazos me arrastré lejos de aquel extraño chico.
-Tranquila, no te voy a hacer daño.
-¿Qué quieres de mí?-Pregunté temblorosa.
-Ayudarte. Pero sinceramente creo que ahora es mi turno de las preguntas. ¿Sabes por qué te perseguían aquellos hombres?-Dijo mientras se acercaba a mí y me cogía en sus fuertes brazos y me devolvía a la cama.
-No lo sé, yo simplemente quería divertirme anoche y salí con mi mejor amiga y después me encontré con el gilipollas aquel y me dio un ataque de pánico y salí corriendo al bosque y me los encontré y...y... .
-Y ya. Para por favor y relájate. Poniéndote así no vas a conseguir nada más que ponerte peor.
Después de calmarme me volvió a preguntar.
- ¿ A quién te encontraste en el bosque? ¿Y que narices hacías tu sola en el bosque a esas horas de la noche?
-Ya te dije, vi a aquel idiota...agh.
-Y quién es ese idiota.-Dijo irritado.
-¡MI EX!-Dije cabreada. Solo con pensar en él se me revolvía el estómago.
-A bueno, pero aún no me has contestado a la otra pregunta.
-¡Cómo que <<A bueno>>!
-¡Contesta!
-Vale pero no te me pongas así, eh. Menos lobos caperucita.
-Cariño yo en todo caso sería el lobo y tu la caperucita.-Me contestó con un tono de superioridad.
-¿Perdona?- Enserio no había pasado ni cinco minutos desde que entró por la puerta y ya tenía ganas de matarlo, será chulo.
-No, no te perdono nada, ahora contesta.
No me podía creer la cantidad de estupideces que llegaba a soltar el chico por la boca en cuestión de milésimas de segundo.
-Pues ahora por listo no te lo digo.-El se ponía chulo, pues yo me ponía niña.
-¿Enserio? Venga fuera tonterías. ¿A quién viste?
Se hizo el silencio, y yo miré hacia la venta que estaba abierta a mi derecha, pude observar que estaba enfrente de un hotel de tres estrellas y para no hacer caso de la penetrante mirada que me estaba dirigiendo el desconocido egocéntrico puse más atención en lo que había fuera.
Un día soleado y caluroso muy típico de la ciudad de Los Ángeles. Pájaros volando entre los edificios, y el bullicio de un tráfico matutino. Quería seguir mirando el paisaje urbano tan limitado que me daba la venta pero alguien me cerró la cortina y consiguió de nuevo mi atención.
-¿A quién viste?
-No te lo voy a decir porque me tomarías por una de dos, o loca o borracha.
-Dime.
-Esta bien.-Dije entre un suspiro de cansancio.-Eran unos hombres encapuchados y sus ojos eran ambarinos y brillaban en la oscuridad.-Dije mientras que iba bajando poco a poco hasta que lo último lo dije en un susurro.
Al ver que el chico no decía nada le dirigí mi mirada y comprobé que estaba en vuelto en un mundo paralelo al nuestro, tenso y con el ceño fruncido miraba y no miraba al suelo.
-Hey, ¿estas bien?-Le pregunté mientras le di un suave toque en el brazo.
Tras eso se levantó como alma que lleva el diablo y salió corriendo de allí.
Mi mandíbula calló como si se hubiera despegado del resto de mi cabeza.
-¿Y a este qué le pasa? Agh.
Tengo que salir de aquí, mi madre seguramente se esté volviendo loca buscándome, habrá llamado ya a la policia. Tengo que llamarla o algo.
Espera.
¿¡Mis cosas!?
Dirigí una mirada a la habitación y me di cuenta con un gran alivio que mi bolso y mi chaqueta estaban encima de un sillón que estaba al lado de la venta y que miraba hacia la cama.
Solté el aire acumulado y me relajé.
Luego llamaría a Jess.

Me desperté de la pesadilla más escalofriante que he tenido en mi vida.

Otra vez esa espesura, ese olor a salvaje y puro, a limpio. Esa fragancia que te hace respirar profundo y soltar el aire como si hubieras rejuvenecido tres años. Esa sensación de libertad y de acogimiento. 
Otra vez esos árboles. Esos árboles que me abrigan del frío de su presencia. Y de nuevo tengo la sensación de ser observada, de no estar sola. Adiós a mi solitario y acogedor lugar. Otra vez esos ojos ambarinos. Pero esta vez...
Esta vez solo hay un par de ojos. Unos bien hermosos, que relucen mucho más que los anteriores. Parecen de fuego, es como si la llamas de su fuero interior saliesen por sus pupilas. 
De entre la oscuridad asoma una tez acaramela, con unos rosados y carnosos labios mostrándome a la persona que me había ayudado antes, ¿pero qué...?
Aunque ahora que me fijo, todo en su persona es como un sabroso y dulce caramelo que pide a gritos ser comido.
Todo en el te incita a acercarte a tocarle, a acariciarle y desearle.

Entreabre sus labios, despacio y sensualmente, y de entre ellos sobresalen dos colmillos. Pero esos colmillos no son naturales, sino que son propios de un depredador. Se va acercando sigilosamente a mí, y yo intento retroceder pero la oscuridad de la noche y el traicionero bosque que se ha tornado mi enemigo provocan una caída, una estrepitosa caída que hace que sea demasiado tarde para poder huir. Ya está encima mío, me inmoviliza y me atrapa en sus fuertes y musculosos brazos. Cada vez está más cerca, y más. Se relame la boca como un felino que va degustar su mejor plato se acerca a mi cuello y entonces...

Menudo sueño, me despierto en un sudor frío presa del pánico y atrapada entre las sabanas de esta desconocida cama. Exhausta me doy cuenta que él está a mi lado y me mira fijamente, eso provoca que me altere más.
-Hola.-Me dice con una voz demasiado dormida y ronca.
-Ho-hola.
Nos quedamos mirando, y yo solo busco las palabras concretas que decir.
-Creo que ya estoy mejor y que debería irme, gracias por ayudarme y prestarme asilo por este tiempo.-Decía mientras me levantaba, aún un tanto débil, pero esta vez me mantenía en pie y podía caminar.
-No hay de que.-Dijo seco.
Lo miré e intenté averiguar que le pasaba. Es como si desde que le dije lo de aquellos hombres estuviera enfadado.

Recogí mis cosas y me encaminé de vuelta a mi casa. Cuando salí del piso de...espera, no le pregunte el nombre.-Mierda.-Espeté en un susurro de fastidio. Cuando salí de aquel lugar estaba totalmente desorientada así que pregunté a una señora que pasaba por allí y me dijo en que avenida estaba.
Ahora sí sabía dónde estaba, y estaba bastante lejos de mi casa, así que me vi obligada a coger un taxi con el poco dinero que me quedaba en la cartera.

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Hola a todos, si es que queda alguien por aquí que lea esto.
Llevo tiempo sin publicar por no decir que llevo más de ocho meses sin pasarme por aquí. No os voy a mentir, en principio iba a borrar esta historia, pero el otro día me pasé de casualidad por aquí y la estuve leyendo y dije joba esto tan poco es tan malo. ¿Por qué no seguir escribiéndola? Y bueno aquí me tenéis de vuelta.
No os puedo publicar siempre, porque bueno, yo ya no soy la de antes como con mi primera novela que publicaba casi todos los días, añadiendo que carezco de tiempo. Así que a partir de ahora intentaré subir mínimo una vez cada dos semanas.
Lo siento.

Con respecto al capítulo, espero que os haya gustado, si es así o no, da igual, por favor poner vuestra opinión en comentario. Es con las opiniones con lo que un escritor se desarrolla y crece como tal.
Besos.

ALD.

martes, 6 de agosto de 2013

Capítulo 1. Parte 2.

Decenas de ojos ambarinos me observan, acechándome.Siento que mis músculos se tensan, y un sudor frío me recorre la nuca. ¿Qué son esos ojos?Pueden ser zorros, o búhos. Pero ni los zorros son tan altos, ni los búhos tan silenciosos.Ahora me doy cuenta que el ululéo que escuchaba antes ha cesado.Me he quedado muda, y siento que todo mi sistema se dispara en alerta, no me huelo nada bueno, y esos ojos tienen pintado el color de la muerte.De entre las sombras un hombre sale acercándose a mí. ¿Un hombre?Que yo sepa a los humanos no nos brillan los ojos en la oscuridad. Y eso no son lentillas, por lo menos no son lentillas normales y corrientes.
-¿Quiénes sois?.-No recibo respuesta, solo el sonido de las pisadas de más sujetos acercándose.Tiemblo, de puro terror, de puro temor.-Por favor no me hagáis daño.
-Creo que eso no es una opción, preciosa.-Suelta el primer tipo que salió de entre las sombras.
-¿Qu..qué queréis de mí?-Mi voz tiembla igual que mi cuerpo.-¿Y quiénes sois?
-Somos el sueño de cualquier mujer, pero la bestia más peligrosa del mundo. Somos los mensajeros de la muerte.-Dice un hombre que sale de entre los demás.Su piel, su ojos, sus...colmillos.
-Venga ya. ¿Esto es una broma de mal gusto verdad?.-Digo esto último dudando.-Dejar de hacer idioteces que no es halloween aún.Todo se queda en silencio, no más pasos, no más ojos de serpiente.Solo siento el pálpito descontrolado de mi corazón, mi respiración agitada y descompasada. ¿Qué ocurrirá ahora? Es como si el reloj de sus cerebros se haya parado y se hubiesen quedado en un estado de congelación. Pero eso no dura mucho, de repente en una milésima de segundo, en un simple pestañear de ojos, todo esta en calma de nuevo. Sus ojos ya no están.La inquietante y frívola presencia que irradiaba de sus cuerpos de nieve se ha desvanecido junto a ellos. Y de entre la soledad del bosque apareció mi mejor amiga, tanteando entre los árboles.
-Aliss, ¿dónde estás? Maldita sea.-Escupió entre suspiros de frustración.
-Jess, tranquila estoy aquí.
-¡Dios! Menos mal, ya empezaba a pensar que tenía que llamar a la policía.
-¿Cómo sabías que estaba aquí?-Dije situándome enfrente de ella.
-Sencillo, te conozco, y sé sencillamente que bueno, sabía que estabas aquí.-Un matiz de nerviosismo seguía su voz. Pero decidí que ya había sido suficiente por hoy. Además, no pienso contarle a mi mejor amiga, que pienso que los vampiros existen para que así me tome por loca.
Todo lo que restó al resto de la noche, fue un intento de evitar mirar a Cristian, y un comedero continuo de cabeza. Aparecían dientes afilados y riachuelos de sangre en mi cuello, continuamente. Tanto fue que ni eran las tres de la madrugada, cuando tuve que volver a casa sola, por mi terrible dolor de cabeza. Algo irresponsable de mi parte, después de lo que había pasado en el bosque, el ir caminando por callejuelas oscuras y sin gente para acortar el camino.Absorta en mis pensamiento no oí como tres encapuchados me seguían, hasta que me rodearon.
-Mierda. ¿Otra vez? Dejadme en paz.No hay respuesta, solo una distancia más corta entre ellos y yo. Estresada quiero gritar de frustración, pero una mano que antes no estaba, me impide el habla.Siento como algo frío y cortante desgarra poco a poco mi cuello, grito de por el punzante dolor, pero de nada sirve.La mano que tapa mi cara parece de hierro, no deja que nada entre ni salga de mi boca. Y siento de un momento a otro como un hilo de sangre caliente corre por mi cuello.
-Soltadla, si queréis seguir vivos.-Suelta una voz en la penumbra, como si fuera un fantasma que no se quiere dejar ver.
-¿Quién eres?-Dice uno de los tres.
-Vuestra peor pesadilla.-Una risa maléfica muy forzada y fingida suena al final.
-Por favor Drew deja de hacer idioteces.-Dos hombres, o mejor dicho un hombre y un chico salen de detrás de la esquina, con aires de superioridad.Son realmente atractivos, pero eso no quita que yo sigo aquí bajo las garras de estos hombres y no entiendo nada de nada. De repente la mano que me tapaba la boca se quita. Y no dudo ni un instante en usar el don de la palabra.
-¿Alguien me puede explicar qué coño pasa aquí?-La voz me temblaba levemente, pero se notaba claramente mi enfado y frustración.
-Menos lobos caperucita.-Soltó el joven.
-Y me lo dice alguien, al que no le quieren matar, como a mí. Pero lo mejor de todo es que no entiendo por qué. Porque estos gilipollas de aquí se piensan que pueden ir cortando cuellos de la gente cuando les dé la gana.-Aun que ahora que me pongo a pensar en el corte de mi cuello, siento que cada vez estoy más mareada.
-Hey guapa, ¿te encuentras bien?-Dijo el chico en un tono burlón.
-Vete a la mierda niñato.-Contesté en un susurro. Mientras que caía al suelo sobre mis rodillas.Parecía que estaba metida en una lavadora.-Dios.
-Vaya, ahora no se podrá aprovechar casi nada, se está desangrando.-Oí detrás de mí. ¿O era delante?Totalmente desorientada, intento ponerme de pie e intentar huir de aquella situación, pero claro está en aquel estado solo conseguí caerme de bruces al duro asfalto. Y luego todo se quedó en silencio, sintiendo que mi cuerpo abandonaba la lucha, y mi alma con él.

miércoles, 17 de julio de 2013

El encuentro. Capítulo 1.

<<Y continuamos entonces disfrutando con alegría de esa pequeña pero perfecta fracción de nuestra eternidad.>>  
-Buff, siempre te lo pintan todo tan bonito... y luego es un asco. Los vampiros no existen y mucho menos una chica encontrará ese amor en la vida real. Es lo que odio de los libros. Te pintan un paisaje que en este mundo no existe.- Un suspiro de frustración se escapa de mis labios.
-Aliss, relajate, admite que la historia esta bien. Crepúsculo es fascinante, y aun que aquí eso es imposible que ocurra te hace ir a un mundo increible, así por lo menos te olvidas en la mierda en la que vives.-Me contestó Jessica.
-En eso no te falta razón, pero es que luego te haces tantas ilusiones que vas por el mundo buscando a ese chico ideal. El cual esta estinguido, o es que directamente no ha existido nunca. ¡Dios!
-Dime una cosa. Estás así por Cristian, ¿verdad?
Otra vez ese nombre taladrandome los oídos. Por qué siempre tiene que aparecer. Otra vez sus ojos verdes, sus labios, su perfume. 
-Para, por favor.-Supliqué.
-Por qué no paras de pensar en él. Aliss, se comportó como un cabrón. Primero te promete el universo entero, te hace volar en una nube de algodón y luego te suelta para que te estrelles contra el suelo. Mira he pensado que estar aqui encerrada en casa no te va a ayudar en nada asi que creo que lo mejor es que salgas un poco. Esta noche habrá una fiesta de agua en Peyton, estará muy bien, por favor ven con David y yo.- Rogó con pesadez.
No se que hacer, siento que el mundo se me viene encima, después de lo que paso con él, no creo que esté preparada para salir afuera y enfrentarme a la realidad, prefiero quedarme aquí y seguir metiéndome en el mundo ficticio de otra persona, y olvidarme de el mío.
-No.
-Mira o sales por las buenas o por las malas, tú decides.
-Mira no me apetece salir, quiero quedarme en mi casa, en mi habitación encerrada y tranquila.
-Esta bien, tu lo has querido.-Jess, se levantó decidida de mi cama, abrió la puerta y..- Señora Lake, por favor, ¿puede subir?
-Ahora mismo voy chicas.-Sono la voz de mi madre desde abajo.
-¡No! ¿Por que lo has echo? Ahora no parará de cansinearme toda la tarde.- Me tumbe derrotada en mi cama. Resoplando.
-Pues tu decides, o aguantar todo lo que te queda de día a tu madre o venir de fiesta conmigo.
-Esta bien.- Contesté resignada.-Adios a mi plan de estar todo el día leyendo.
Tras mi comentario sarcástico Jess rompió a reir en una carcajada que inundó toda la habitación.
-Qué necesitáis chicas.
Jess y yo nos miramos sin saber que decir, y entonces como si una bombilla se encendiese encima de la cabeza de mi amiga, su cara se ilumino, giro la cabeza en dirección a mi madre.
-Señor Lake, ¿podría Aliss salir esta noche con mi novio y conmigo?
-¿Dónde vaís a ir?
-A la fiesta del agua de Peyton.
-Tener cuidado chicas.-Contestó mi madre mientras salía de la habitación.
-Te lo juro amo a tu madre, sobre todo en la forma que tiene de decir si a las cosas.- Y tras eso una tanda de risas nos entretuvo a Jess y a mí.
 Diez minutos después, nos encontrábamos frente a mi armario, con mi bikini encima de mi cama y la cara de duda de una joven que no sabe que ponerse.
-Esto es patético. Nada de lo que tengo me queda bien, te lo juro Jess creo que me voy a echar atrás con lo de salir.
-¿Es que quieres aguantar a tu madre toda la tarde?.
-Sinceramente estoy empezando a pensar que es mejor aguantar a mi madre toda la tarde que aguantar que la gente se ría de mí.
-Aliss, ¿por qué eres tan cruel contigo misma? Eres guapa, tienes un buen cuerpo, cualquier chico te desearía créeme. 
-No se, es que no estoy de humor.
-Pues por eso mismo vas a salir esta noche, para subir la moral.
[...]
Después de mirar y remirar mi armario al final encontramos algo que me gustaba, y ahora nos encontrábamos saliendo de casa de Jess hacia la discoteca.
La noche se ve realmente bella, se ven pocas estrellas, pero eso se debe por la iluminación de la ciudad. De repente oímos unas risas que están detrás de nosotras, nos giramos a la vez y lo vi.
Sus ojos verdes se clavaron en los míos, pero esta vez en vez de una sonrisa de orgullo, se asomo una mueca de asco. Siento como mi cuerpo se congela, mis músculo se ponen rígidos, y noto como me arden los ojos.
-Aliss aguanta, vamos.-Oigo a mi lado, y siento como unas manos agarran mi brazo  y tiran de él.
Mi mirada se posa en el suelo, no puedo.
Mi corazón se ha disparado y va un ritmo que no es para nada regular, siento fuertes pinchazos en el pecho. Y ahora me cuesta respirar.
-Hola Jess...¿qué ocurre?-La preocupación ha teñido la voz de David.
-Mira detrás.-Dijo con rigidez Jessica.
No sé si miró o no, solo sé que yo estaba en un mundo teñido de tinieblas, escuchando solo su voz, mirando solo sus ojos, sintiendo solo su piel, y oliendo solo su perfume.
Estaba envuelta en él, pero él no en mí.
Estaba sola.
-Jess, creo que me voy a dar una vuelta.-Dije en un hilo de voz, rasgada, quebrada.
-No, ni de coña te voy a dejar sola, sigue soñando cielo.
-Por favor, dame cinco minutos. Estaré bien.
-Mira te juro que soy capaz de ir ahora mismo tras él y matarlo.
-No, por favor déjame respirar.
Un suspiro se escapó de los labios de mi amiga.-Está bien, pero no tardes por favor.-Dijo resignada.
-No, tranquila.
Eché andar calle abajo, sintiendo como poco a poco, las luces se iban alejando de mí, sintiendo las ardientes lágrimas recorrer mi rostro.
Ahora el cielo se ve mejor, las estrellas brillan con intensidad, y solo se escucha el ululéo de los búhos. 
Me adentro en el pequeño bosque que hay detrás de la discoteca, algo descuidado de mi parte, lo se. Pero ahora me da igual si me matan o si me atropella un camión.
Un impotente árbol se eleva desde el suelo hasta el cielo a pocos metros de mí, y decido que es ahí donde me quedaré durante unos cinco minutos a pensar.
Me siento sobre la seca hierva del bosque, bajo la copa del árbol que la luna ilumina levemente.
El silencio lo envuelve todo, y es aquí donde me quiero quedar eternamente. Lejos de su mirada, de sus muecas de asco. Lejos de su presencia.
De repente, siento como algo me está taladrando la nuca, es la sensación de estar siendo observada. Me giro y.... .
Bueno chicos espero que os guste de verdad, dejad vuestra opinión en los comentarios y os estaré eternamente agradecida.
Firmado: ALD.

jueves, 11 de julio de 2013

Introducción.

Mis curvas se contonean al ritmo de la música, en silencio. Solo la melódia de la canción y mi respiración agitada es lo único que se escucha en mi sotano.
Siento una presencia, me giro por puro instinto. Y me vuelvo a encontrar con sus ojos color miel.
"¿Quién eres?". Estoy entumecida, y congelada, de repente una brisa gélida roza mi cuello, me estremezco y cierro por una milésima de segundo mis ojos, pero cuando los abro de nuevo él no está. Solo su ligero perfume, deja claro que ha estado aquí, que no ha sido un sueño.
De repente siento un tacto suave, de seda, pero frío como el hielo en mi cuello.
"No te muevas". Me dice una voz dulce, varonil, haciendo que todos y cada uno de mis músculos se relajen, qué me ocurre, siento como mi cuerpo me abandona y un fuerte pinchazo en mi cuello se hace notar.
Después todo se vuelve penumbra.